El año pasado conseguí un reto personal maravilloso, convencer a algunos amigos para repartir buenos deseos y algo de amor entre desconocidos enviando una postal, y aunque dudaba en conseguirlo, mi felicidad fue increíble cuando pude comprobar que la gente que me rodea cree en la humanidad y cree, como yo, que no nos hemos convertido en esos espantosos seres que describen las encuestas. Así que este año decidí volver a la carga, pero esta vez quería que mis contribuyentes a la causa implicaran al menos a alguno de sus amigos en la aventura, demostrando que somos aún más los que creemos en el ser humano y en su corazón dispuesto a dar a cambio nada, algo que no cuesta dinero y que nos hace inmensamente más felices, regalando un poco del ser mágico que dentro de cada uno de nosotros. Y así ha sido otro año más, casi todos han conseguido contagiar a otros y este año hemos incrementado el número. Por ello amenazo con no parar e intentarlo para el 2014 :-).
Y como el año anterior, quería felicitar yo personalmente a todos los que habían participado en esta aventura, por ello desde verano empecé a “tramar” mi tarjeta, que debía cumplir los siguientes requisitos:
- Ser única y original,
- Evitando los tópicos,
- Sencilla y elegante,
- Trasmitiendo la luz que las fechas contagian en todos.
Por eso la he titulado el “Árbol de Luz”, un árbol es un refugio para los pájaros y otras formas de vida, guarda nuestra existencia en su interior con anillos de sabiduría, tiene cicatrices que nos recuerdan que somos y cómo hemos llegado a serlo. Da sombra y cobijo a infinidad de seres de la tierra; y este en especial da la luz. Esa que necesitamos en los momentos de oscuridad, por eso es plateado o blanco, pues en estas fechas somos capaces de encontrar palabras que la rutina diaria nos hace olvidar, iluminando el sendero de todo el año.
Así que quí les dejo las fotos de mis 44 obras de artes casi idénticas.
Gracias por participar, leer y compartir.
Felices fiestas a todos.
El troquel es por supuesto de mis amigas de la Papelería Maragá
Pili