Cuentan algunos aldeanos que en el pueblo había una azarosa muchacha que igual cocinaba, que leía, que hacía cuentas o bien serraba un tronco. Era una moza que vestía pantalón como los varones o tan pronto se adecentaba como cualquier otra dama del lugar, cargaba cajas o bien se dejaba caer rodando escaleras abajo. Definitivamente no era una mujer al uso, de esas que se casan, dedican su tiempo a la crianza de sus pequeños y cocinan para el marido. No, ella era de otra época, no le importaba tener la mandíbula desencajada, ni el dedo cosido… nada frenaba el desbocado alazán que había en su cabeza, pues su imaginación corría más que sus manos y por mucho que estas quisieran equiparar su agilidad, casi siempre salían perdiendo.
Pues esta mujer del renacimiento ha encontrado una nueva “Maquinita” que hace ahora sus delicias, es algo así como un multiusos que lija, sierra y rasca.
Con esa nueva amiga, un palé que estaba abandonado solito al lado de un contenedor, algunas cucharas y pintura, he creado esto colgadores tan “modernos” que hacen que el tiempo vuele. Los primero percheros tenía como objetivo recaudar dinero para una buena causa, “El campamento de Verano del Grupo Scout Atamán”, y esta vez los llamamos “Pañoleteros” pues su fin último era colgar las pañoletas que los scouts con el paso del tiempo y las experiencias recopilan cuál grandes trofeos.
Una vez pasado el evento scout, y con la ayuda de algunas mentes prodigiosas que me rodean, he creado estos otros colgadores, que espero que gusten pues en ellos están muchas horas de entusiasmos, ingenio e imaginación. Especial mención a mi súper buena amiga Carola que fue la instigadora, a Emma de Maragá y a Guty que me invitaron a un taller de Scrap dónde conocí la técnica de los Transfer de DaiKa y como no, a mi insuperable caballero que siempre está ahí haciendo de pinche colaborador.