Cuando uno establece una costumbre tiene dos peligros, uno el continuarla año a año tenga las ganas que tenga (pocas, muchas o ninguna) y otro estrujarse el cerebro para seguir siendo original y creativo. Peor es cuando tienes conoces a una persona desde hace algún tiempo y tienes que seguir la tradición, eso me pasa con Mercedes, mi jefa. Por ello en septiembre de 2010 me inspiré en una de sus características físicas… su altura y en consecuencia sus laaaaaaaaaaaargas piernas.
Inspirado en un libro de manualidades y utilizando material de reciclaje (unos botes de pringles y unos calcetines ya pequeños de mis hijos) goma eva y cartón pluma, lo que inicialmente eran unas huchas, terminaron siendo un homenaje a una mujer de altura.
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