Hay personas que uno recuerda por mucho tiempo, son ese tipo de seres que dejan huella a su paso, de las que todo el mundo conoce historias bien en primera persona o bien porque algún ser cercano te las ha contado. Y eso es lo que pasa con el protagonista de esta entrada, Don Higinio, se trata de un profe del colegio de mis hijos, es una persona que no deja indistinto a nadie. Físicamente y emocionalmente es un hombre grande, a la vez es una persona que llega hasta los chicos dejando huella en ellos, que sienta cátedra con sus acciones y sus palabras, que sirve de ejemplo y que su particular forma de enseñar es para sus alumnos toda una revelación. Es como un tsunami para ellos, los deja descolocados obligándolos a buscar respuestas y acciones para solventar la encrucijada en la que se hallan, es el Gran Higinio
Allá por junio del 2014 (es verdad que aunque no es reciente era algo que tenía pendiente de publicar) al finalizar el curso y para despedir un año con él, hice una tarjeta en nombre de todos para agradecer su trabajo y la convivencia. Cuando me senté a pensar en la tarjeta tenía claro que era algo que tenía que representarlo a él, por ello tenía que contar con una de sus pasiones, viajar y justamente su último viaje del momento había sido a Rusia, así que ya tenía temática y un grande de la historia del país. También tenía que reflejar algo que lo abandera como maestro, la identidad de grupo, pues es de esos docentes que lleva a su clase en conjunto tan lejos como pueda, con sus todos sus alumnos, haciendo de su curso un baluarte, dejando constancia de todos lo que formaron durante un año su tropa.
He aquí la Tarjeta del Zar Higinio el Grande, hecha en cartón pluma, y decorado con tantas matrioskas como miembros de la clase, hechas cada una de ellas con cartulina y a mano, pues no encontré molde para la big-shot así que recurrí a las viejas técnicas de copiar y recortar, combinando colores llamativos y decoraciones vinculadas con el tema ruso.
Un beso grande para un hombre grande.